Había algo siniestro en el aire esa noche. El viento susurraba entre los árboles del oscuro bosque, mientras las hojas crujían bajo mis pies. Me adentré en la espesura, sintiendo cómo la tensión se apoderaba de mí. No sabía qué me esperaba, pero estaba decidido a descubrir la verdad.
Desde el principio, todos sospechaban de John, el guardabosques del pueblo. Su mirada fría y su actitud distante lo convertían en el candidato perfecto para ser el villano de esta historia. Pero yo sabía que las apariencias podían engañar, y mi instinto me decía que había algo más oscuro acechando en las sombras.
Durante semanas, había investigado los extraños sucesos que habían ocurrido en el bosque. Desapariciones misteriosas, animales mutilados y un aura de miedo que envolvía cada rincón. Todos señalaban a John como el responsable, pero yo sabía que algo más siniestro estaba en juego.
Una noche, mientras me escondía entre los arbustos, vi a John reunirse en secreto con un hombre misterioso. Su conversación era apenas un susurro, pero logré escuchar lo suficiente para entender que John no era más que un peón en un juego mucho más macabro.
Decidido a descubrir la verdad, seguí a John hasta una cabaña abandonada en lo profundo del bosque. Me acerqué sigilosamente, tratando de no hacer ruido. A medida que me acercaba, el olor a sangre y muerte se volvía más intenso.
Empujé la puerta entreabierta y me encontré con una escena que heló mi sangre. En el centro de la habitación, había un altar cubierto de sangre fresca. Sobre él, yacía el cuerpo sin vida de una joven, su rostro contorsionado por el terror.
En ese momento, John se giró hacia mí, una sonrisa retorcida en su rostro. "Bienvenido, detective", dijo con una voz que parecía provenir de las profundidades del infierno. "Has llegado justo a tiempo para presenciar mi obra maestra".
Mi corazón se aceleró mientras me daba cuenta de que había subestimado la verdadera naturaleza de John. Él no era el villano, sino el ayudante del verdadero monstruo. El hombre misterioso que había visto antes era el verdadero responsable de los horrores que habían asolado el bosque.
John se acercó a mí lentamente, su mirada llena de malicia. "Has sido un buen juguete, detective", dijo con una risa macabra. "Pero ahora, serás parte de mi obra de arte".
En ese momento, el hombre misterioso salió de las sombras. Era alto y delgado, con ojos fríos y una sonrisa sádica. "Gracias, John", dijo con voz suave. "Has hecho un excelente trabajo preparando el escenario".
El hombre se acercó a mí, su aliento fétido rozando mi rostro. "Ahora, serás mi última víctima", susurró. "Tu sangre se unirá a la de los demás en mi obra maestra".
Pero antes de que pudiera hacerme daño, un grito desgarrador resonó en la cabaña. Era la joven que yacía en el altar, su cuerpo volviendo a la vida. Sus ojos brillaban con una luz sobrenatural mientras se abalanzaba sobre el hombre misterioso.
La joven era el verdadero héroe de esta historia. Había sido sacrificada por el hombre misterioso, pero había logrado regresar del más allá para vengarse. Con cada golpe, su cuerpo se deshacía en sombras, envolviendo al hombre en una oscuridad insondable.
Cuando la oscuridad se disipó, solo quedaba un charco de sangre y el cuerpo sin vida del hombre misterioso. La joven se acercó a mí, su rostro ahora sereno. "Gracias por ayudarme a encontrar la paz", dijo antes de desvanecerse en el aire.
El bosque quedó en silencio, solo interrumpido por el sonido del viento entre los árboles. Me quedé allí, atónito por lo que había presenciado. La verdad había sido más aterradora de lo que jamás hubiera imaginado.
Y así, el bosque de las sombras volvió a sumirse en la oscuridad, llevándose consigo los secretos que nunca serían revelados.
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