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Capítulo 1: El comienzo del torneo

Era una tarde lluviosa y fría en el pequeño pueblo. Los jóvenes futbolistas del equipo local, Los Cuervos, se preparaban para enfrentarse a sus eternos rivales, Los Lobos, en el primer partido del torneo regional. Los Cuervos, liderados por su capitán, Tomás, estaban ansiosos por demostrar su valía en el campo de juego.

El estadio estaba lleno de espectadores, a pesar del mal tiempo. Los relámpagos iluminaban el cielo oscuro, y el trueno retumbaba como un eco siniestro. Los jugadores no podían evitar sentir un escalofrío recorriendo sus espinas.

Capítulo 2: El misterioso árbitro

El partido comenzó con una intensidad feroz. Los Cuervos y Los Lobos luchaban por cada balón como si sus vidas dependieran de ello. Pero algo extraño sucedía con el árbitro. Nadie en el pueblo lo conocía, y su rostro estaba oculto bajo una capucha negra. Su silbato emitía un sonido agudo y penetrante que parecía atormentar a los jugadores.

A medida que avanzaba el partido, los jugadores comenzaron a notar que el árbitro parecía estar en todas partes a la vez. Siempre estaba justo en el lugar donde ocurría una falta o un gol. Los jugadores comenzaron a murmurar entre ellos, preguntándose quién era ese misterioso personaje.

Capítulo 3: El gol maldito

En el minuto 66, Tomás, el capitán de Los Cuervos, anotó un gol espectacular. Pero en lugar de celebrar, sintió un escalofrío helado recorrer su cuerpo. El árbitro se acercó a él y, con una voz profunda y gutural, le susurró al oído: "Has sellado tu destino, muchacho".

A partir de ese momento, el partido se convirtió en una pesadilla. Los jugadores de ambos equipos comenzaron a sufrir accidentes inexplicables. Algunos se torcían los tobillos sin motivo aparente, mientras que otros eran golpeados por balones que parecían tener vida propia.

Capítulo 4: La revelación

Desesperado por encontrar respuestas, Tomás decidió enfrentarse al árbitro en el descanso. Lo siguió hasta los vestuarios, donde lo encontró quitándose la capucha. Para su horror, descubrió que el árbitro no era otro que el espíritu de un antiguo jugador del pueblo, condenado a vagar por la tierra después de haber sido maldecido por un rival en un partido hace décadas.

El espíritu le explicó a Tomás que, al anotar el gol en el minuto 66, había liberado la maldición sobre el partido. La única forma de detenerla era ganar el juego y romper el hechizo que había sobre el estadio.

Capítulo 5: El final inesperado

Con el tiempo casi agotado y el marcador empatado, Tomás sabía que tenía que actuar rápido. Reunió a sus compañeros de equipo y les contó lo que había descubierto. Juntos, decidieron darlo todo en los últimos minutos del partido.

En el último segundo, Tomás lanzó un tiro desesperado hacia la portería de Los Lobos. El balón voló por el aire, y justo cuando parecía que iba a fallar, un relámpago lo golpeó, cambiando su trayectoria y enviándolo directamente al fondo de la red.

El estadio estalló en vítores, y el espíritu del árbitro desapareció en una nube de humo. La maldición había sido rota, y Los Cuervos habían ganado el partido. Pero lo más importante es que habían aprendido una lección valiosa: el verdadero valor de la amistad y el trabajo en equipo, incluso en las circunstancias más aterradoras.

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